Llega septiembre, y con él la vuelta al cole y a las rutinas escolares (clases, deberes, estudio, actividades extraescolares, etc). Un periodo lleno de emociones intensas y novedades, que lo torna estresante y agridulce, en ocasiones. Supone la separación de los padres y enfrentarse a nuevos maestros, libros nuevos e incluso espacios desconocidos, lo que puede provocar, en cualquier menor, cierto temor externalizado como ansiedad ante la incertidumbre a lo desconocido. En el caso de los niños/as y adolescentes con autismo esto puede resultar especialmente difícil de gestionar ya que, generalmente, tienen un nivel de tolerancia a los cambios más bajo, de ahí la importancia de prepararles previamente para que retomen con éxito el curso escolar.
Como sabéis, la anticipación es imprescindible para las personas con autismo por lo que preparar con tiempo la vuelta a la rutina escolar ayudará a crear un entono más familiar y tranquilo proporcionándoles más control y seguridad sobre la situación a la que se van a enfrentar. Con este propósito, os recomendamos que los días previos les vayáis explicando que van a empezar el colegio (cuándo, dónde, con quién, etc.) y lo que ello supone. En este aspecto, el uso de historias sociales utilizando fotografías de sus compañeros de clase y profesores, del centro educativo y aula dónde estarán, puede ayudarles a mejorar la comprensión. En caso de cambiar de centro escolar o tutor ir previamente a conocerlo puede resultar muy beneficioso. Así mismo, debemos explicarles lo antes posible su nuevo horario y cuál será la nueva rutina (actividades extraescolares, etc.), mediante el uso, por ejemplo, de una pizarra o cartel con los horarios regulares colocada en un lugar de buena visibilidad. También es buena idea utilizar un calendario sobre el que poder ir tachando los días, esto le permitirá de forma visual comprender cuantos días faltan para la vuelta al colegio.
Por otro lado, durante el verano es habitual que cambien las rutinas horarias de toda la familia, lo que influye en los hábitos del sueño y de la alimentación. Así, se recomienda ir acercando los horarios de dormir, de levantarse, de comer, etc. a los que se deberán adoptar cuando comiencen las clases, esto puede prevenir muchas rabietas fruto del cansancio y los cambios de hábitos. Al mismo tiempo, se propone ir introduciendo cambios progresivos en las rutinas más susceptibles a variar, de forma que se reciba el cambio como una rutina más. Por ejemplo, se aconseja ponerle alguna actividad de trabajo en mesa días previos, sin ser tan relevante la cantidad de tiempo o la dificultad de la tarea, ya que nuestro objetivo es trabajar su flexibilidad cognitiva ante las rutinas.
Por último, aunque no menos importante, es imprescindible establecer, desde el principio, una buena comunicación y coordinación con el colegio transmitiéndoles nuestras inquietudes y miedos, así como las necesidades especiales que presenta el niño/a respecto a diferentes temas, posibles avances y/o retrocesos durante el periodo estival, y dispositivos de uso cotidiano en el menor que faciliten su comunicación y aprendizaje.
En definitiva, es esencial motivarles mucho destacando los aspectos positivos del colegio, y repasar los acontecimientos importantes que ocurrirán el primer día de rutina escolar no solo en el aula sino también al salir de la escuela. Preparar juntos lo que necesitaremos el primer día de colegio y despedirnos de él o ella siempre antes de dejarle en el centro escolar resaltando que volveremos a recogerlos, son también otras estrategias recomendables. Pero sobretodo, debemos escucharle y cargarnos de cariño y paciencia antes esta nueva etapa llena de retos.
GRACIAS, NOS LEEMOS PRONTO!
por Olga, Psicóloga de Món blau ^^
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